jueves, 26 de abril de 2012

2 clases de desmontar ordenadores ¿iguales?

Los alumnos de Proyecto Integrado de 1º de Bachillerato, le han preparado en clase una despedida a Vail, y han traído cosas para picar y beber, e incluso uno ha hecho una tarta de chocolate. Como en la clase de ayer, se comenta la utilidad de tener una asistente de conversación. Además en este grupo hay dos alumnos norteamericanos, lo cual influye aún más a sus compañeros a animarse a hablar en inglés. Parece ser que a veces hay muchos que durante los primeros meses se niegan a hacerlo.

Los de TIC de 2º de Bachillerato han faltado casi todos hoy por los exámenes que tienen próximos, por lo que en compensación, a los que sí han venido, J.Mª les deja estudiar un rato en clase.

Jose Mª me comenta cosas acerca de Realidad Aumentada, y de Fernando Trujillo.

A 5ª y a 6ª doy la clase de desmontar ordenadores, a los de 4 de ESO (5 asistentes), y a 4º de Diversificación (7 asistentes), respectivamente. Esto sí que lo tengo que contar aparte, con más detalle. Pero MUY bien.

5ª hora, 4º de E.S.O. Asignatura: Informática aplicada.
Han venido muy pocos, sólo 5 alumnos, pues parece que los otros grupos tenían hoy una excursión, y los de este grupo han decidido "solidarizarse" y no venir. José María se molesta bastante y toma buena nota de los que sí han venido (todos los días lo hace), y de que tendrá que hablar con el tutor y el jefe de estudios, pues no le parece de recibo la situación. Comenzamos la clase, según el mismo planteamiento y programa que para los de 2º de Bachillerato. Al ser un grupo mucho más reducido, la interacción y el seguimiento individual puede ser mucho mayor. Hacemos la dinámica de contener la respiración, y la siguen bien. Leemos las "instrucciones", y también bien. Sin nada que resaltar. Tenemos dispuestos los dos ordenadores, uno en cada mesa, igual que en la anterior ocasión. La diferencia es que al ser 5 alumnos, estamos todos con el mismo ordenador simultáneamente. Es decir, que no se forma espontáneamente una división de grupos, y por razón de enriquecimiento y colaboración recíprocos, me parece más conveniente no hacer grupos demasiado pequeños (ahora veo que no me equivoqué en eso).  Enseguida se ve que no están muy activos, y el método de las preguntas orientadoras es más que lento con ellos. Tengo que ir "pinchando" para que se animen a probar a desmontar las cosas. Vamos analizando los diferentes componentes del ordenador, y reflexionando sobre su uso, necesidad de una posible sustitución, diferentes tecnologías y versiones. Al finalizar la clase el ordenador está completamente montado, salvo la tapa lateral, y que se ha quedado con un disco duro de más. No hacemos la prueba de si funciona correctamente, pero tampoco parecen muy animados a comprobarlo. Para acabar de ver los componentes que faltaban, nos quedamos 3 minutos más después de sonado el timbre de fin de clase. No se van en estampida, eso al menos ya es un logro y dice bastante de su actitud, aunque no lo parezca. Los de Diversificación de la siguiente hora tienen que esperar por tanto en la puerta un poco a que éstos acaben.

6ª hora, 4º de E.S.O. de Diversificación. Asignatura: Informática aplicada.
Han venido 8 alumnos. Se supone que éstos tienen menos preparación, menos destrezas adquiridas para el aprendizaje, menos motivación que los de E.S.O. normal. Pues menuda sorpresa nos vamos a llevar. La clase la "conduzco" del mismo modo que la anterior. Al ser sólo 7, funcionamos en un único grupo. José María, como siempre, permanece muy próximo y atento a cómo va todo y a si hay que echar un capote, por ejemplo si se desmanda o despista alguno. No llegó a ser necesario en ninguna ocasión. Eso puede que hable un poco bien de mí, pero sobre todo de ellos, que estaban motivados, y que entendían que era algo que se hacía por llevar las actividades al campo de algo que les interesaba, y que les daba ocasión de hacer algo que nunca antes se les había permitido, ni en su casa, ni con amigos, ni en el instituto. Se les daba la confianza para que manipulasen elementos que no conocían, y se confiaba en que sabrían hacerlo bien y cuidadosamente. Empezamos igual que en las otras dos clases, y sin mucha diferencia. En todo caso, lo que en el otro grupo era un poco de apatía, en este era un "exceso de chispa", por parte de Jorge. Se veía obligado a mantener su rol de "gracioso oficial", y eso perturbaba un poco la marcha de la clase y distraía a los demás. Pero debo decir que en realidad su actitud fue MUY buena, y con las oportunas llamadas al órden, que me aseguré de darle en un tono suficientemente amistoso (y firme a la vez) como para no romper el clima de confianza y de saber que estábamos haciendo algo que nos gustaba a todos. Montamos y desmontamos discos duros, tocaron microprocesadores, sacaron módulos de memoria. Todo lo que quisieron. Me aseguré de orientar las preguntas y los conceptos "a poner sobre la mesa" hacia el enfoque de la práctica de renovar el propio ordenador, que podía serles de mucha utilidad y ya en la clase anterior comprobé que servía para vertebrar muy bien el recorrido por las distintas "tripas" del ordenador. Al acabar la hora y sonar el timbre se fueron bastante deprisa, creo que ya influídos por la hora y circunstancias (las 15,00 horas, final de la jornada de clases en el instituto, y probablemente arranque de su paseo hasta sus casas, o de la carrera por coger el autobús. Habían hecho bastantes preguntas y se les veía muy satisfechos por la experiencia. José María y yo nos miramos también muy satisfechos por la experiencia, y sorprendidos por el buen desempeño de los alumnos de Diversificación. Tomo aire porque me doy cuenta de que han sido dos horas bastante concentrado, y bastante activo tratando de encauzar la actividad sin que se dispersaran en chistes o juegos. Ha servido de mucho lo de la dinámica de contener la respiración, y con ello me ha permitido el tener asumido el papel de moderador o guía en plan "profe con silbato y cronómetro", que más parecía el conductor de un concurso de la tele, que un sargento. Estoy muy contento por eso, y hasta creo que ha añadido un toque lúdico a la actividad, que le ha venido muy bien.


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